The Ligthless Angel

domingo, diciembre 17, 2006

Precaución, amigo gafotas

El sol se filtra despacio por la ventana y sé que me tengo que levantar, pero con los ojos cerrados, imploro 5 minutos más...
- Alumno!! Como osa quedarse dormido en clase!! - me dice una voz muy grave.
Entonces me levanto inmediatamente todo asustado y me veo en pijama en mi cama, y a Mikako llorando de la risa.
- Venga dormilon, a levantarse se ha dicho - me ice con una sonrisa de oreja a oreja.
- No tiene ninguna gracia - le digo yo, y me agazapo otra vez en mi cama.
Él que ya esta vestido con el uniforme y lleva la mochila con los libros en la espalda.
- Entonces yo me voy a la cafetería a desayunar. Date prisa o llegaras tarde a clase. Recuerda que empieza la tutoría a las 9 en el aula a-2.
- Oye, tú – le digo somnoliento.
- Tranquilo – me dice – sé defenderme solo.
- Ya pero, ¿Dónde...

Antes de poder preguntarle dónde esta la cafetería, me cierra la puerta estrepitosamente. Pues vamos bien.
Me vuelvo a dormir y veo una de las chicas de ayer riendose estrepitosamente y señalandome, y todas las demas detras de ella, veo un reloj que marca las 9...
- Llego tarde!!! - digo pegando un salto de la cama.
Salgo corriendo al baño para vestirme y asearme.
No encuentro las gafas. Dichosas gafas, no pensé en ponerlas en el baño o en la mesita de noche el día anterior y por más que las busco no las encuentro. Si al menos estubiera Mikako para ayudarme...
Pero no, encima de quedarme miope no sé dónde esta la dichosa cafetería.
Cojo la chaqueta del uniforme y al colocar la cremallera se me rompe. Perfecto, uniforme roto el primer día y cegato, que exito me espera. Cojo la mochila y sin pasarme por la cafetería, no tengo tiempo para desayunar, me planto en clase. Al menos sé donde estaba la clase de tutoría, menos mal, por una veaz mi orentación no es pésima.

Llego a clase y solo hay una persona, pero al ir sin gafas no la distingo bien, solo sé que es un chico por el uniforme. Pero al hablar le reconozco.
-¡Te has dado prisa!
Es Mikako. Veo que me observa y se ríe, estoy seguro de eso, no porque sea el típico miope que sin gafas se la pega por todos sitios no soy capaz de ver eso. Además el sonido es inconfundible, esa risita burlona se me clava.
¿De que te ríes? – le pregunto algo mosqueado.
¡Mírate! – me dice – si puedes.
No me puedo ver muy bien, pero sé porque se ríe. Tengo los ojos rojos del esfuerzo de ver sin gafas, la cremallera del cuello de la chaqueta medio rota con toda la camisa que se sale del sitio, el pelo dando vueltas (ostras no me había dado cuenta, no me he peinado). Que panorama. Gracias a Dios que en la clase solo estamos nosotros dos.
Es que no he encontrado las gafas – es lo único que se me ocurre decir – y no veo.
Mikako suelta una risita.
- Yo sé donde están. Las dejaste en el mueble junto al espejo del baño.
- ¿Tengo tiempo para ir a buscarlas? - le digo desesperado.
Si, si te acuerdas del trayecto sin pegártela por ahí – (que gracioso) – tardaras cinco minutos, el tiempo justo para cojerlas, cambiarte de chaqueta y peinarte.
Salgo corriendo como un rayo a cojerlas, pero por mi mala visión la carrera acaba pronto en un choque frontal contra la puerta. Mikako se empieza a descojonar de la risa. Me armo de valor sujetando lo que será un chichón y salgo corriendo en la dirección correcta. Entretanto Mikako que se desternillaba de la risa se cae del asiento y se la pega con la mesa de atrás. Yo que oigo el ruido desde fuera no puedo evitar una sonrisa.

Llego a la habitación, busco la llave, entro y cojo las gafas. Si, estaban donde él me dijo. Antes de ponérmelas me lavo la cara y me peino, me voy al armario y busco otra chaqueta de uniforme (gracias mamá) y cuando voy a por las gafas, estas resbalan en mis manos húmedas y caen al suelo. Rezo para que no se rompan, pero al caer el crack es inconfundible. Voy a cojerlas del suelo, suplicando que solo se haya soltado una patilla, pero no. El cristal del ojo izquierdo se ha desquebrajado y el otro tiene una buena raja. Pera colmo me clavo uno de los cristales en la mano izquierda. En ocasiones como estas me encantaría tener otro par de gafas y a mi padre que es medico, pero no llego a tanto. Me saco como puedo el cristal que se me ha clavado, me lavo la herida (gracias papá por enseñarme primeros auxilios) y cuando esta vendada salgo corriendo a clase. Miro el reloj. Ni un milagro me salva ya. Han pasado diez minutos y todo el mundo debe estar en clase ya, incluido el profesor.

Entro en clase y por las caras que ponen todos, aunque no las veo muy bien, debe parecer que vengo de la guerra. Con razón. Ojos más rojos aun, pelo mojado, mano vendada y no veo na de na.
-Despídete de popularidad o de un mínimo de respeto Kohji - pienso - Con estas pintas no se te acercan ni para preguntarte la hora.
Miro a Mikako. Esta con una bolsa de hielo en la cabeza y un montón de chicas rodeándolo. Joder. Entonces me acuerdo de otra cosa. Me llevo la mano a la frente y noto un descomunal chichón. Perfecto, lo que me faltaba.
- ¿Eres Matsuda, verdad? – me dice el profesor.
- Sí - le digo todo deprimido.
- ¿Necesitas que te llevemos a la enfermería?
A pesar de no ver demasiado, puedo oír y las risitas de mis compañeros se clavaron en mi celebro. Lo que me faltaba. Miope, herido físicamente y moralmente. No sé que más me puede pasar hoy.
- No gracias – le digo y miro a Mikako medio cabreado y digo – no me vendría mal que me trajeran una bolsa de hielo para la frente.
- Ahora mismo mando a alguien que vaya a buscártela – veo que el profesor mira a los demás – Tu – dice señalando a una chica (hombre al menos se distinguir el uniforme sin gafas) que, misteriosamente no estaba donde el grupito de Noel, - ves a enfermería y trae una bolsa de hielo para Matsuya.
- Ahora mismo profesor – dice la chica.
Bueno, lo peor ya ha pasado. Ya me han visto, ya se han reído de mi y ahora una chica me traerá una bolsa de hielo. Lo malo es que cuando se acerque a mi, seguro que se echa a reír de una manera descontrolada y yo me sentiré mas insignificante aun. Voy a mi pupitre. Como están ordenados por orden de lista, razonablemente estoy delante de Mikako. Pero como manda la tradición (y eso que estamos al primer día de clase), el grupito esta sentado en mi pupitre. Anda que como me lo bollen...
Por lo que veo – dice Mikako algo sofocado – no has encontrado las gafas.
Si las he encontrado – le digo – pero ellas no me quieren y se suicidaron.
Pese a mi pésimo estado de animo y a que mi visión no fuera en aquel momento muy buena, puede ver como Noel sonreía. Pero no era una de estas sonrisas fastidiosas para burlarse de alguien (las conozco muy bien, porque se utilizan constantemente conmigo), sino ese tipo de sonrisa que se hace cuando te hace gracia algo que han dicho o la manera de decirlo que tiene la persona que ha hablado. En ese momento me sentí, a pesar de mis daños físicos y morales, bastante feliz. ¡¡En este mundo hay alguien que me considera gracioso!! Hasta la fecha siempre habían considerado gracioso mis gafas, mis patosas acciones, mi acne, mis notas (cosa que no entiendo porque son buenas).
Pero de repente volví a la realidad. La chica que había sido encargada de traerme la bolsa de hielo volvía con el encargo.
- Ten – me dijo – te he traído otra porque tienes los ojos muy rojos.
- Gracias – le dije, aunque se podía haber conformado con traerme una porque las chicas que estaban con Mikako soltaron unas risitas.
- Callaos – dijo él a las chicas – no veo que tiene de gracioso que a un compañero se le hayan roto las gafas. Si os pasara a vosotras seguro que no os reiriaís tanto.
Tanto como yo, las chicas y la chica de la bolsa nos quedamos parados.
- Además – prosiguió – no soy tonto, puedo ponerme el hielo yo solo. Sentaos en vuestros sitios y dejad de agobiarme, que va a empezar la clase.
Las chicas se fueron asombradas a sus sitios y todos los chicos miraron a Mikako con una cara un tanto rara. Como no veía muy bien no podría asegurarlo, pero para mí que era una mueca de enfado. Mikako, por su parte cogió la bolsa de hielo y se la estampo en la cabeza, apoyando el codo en la mesa y se quedo esperando a que empezara la clase. Yo me quede mirándolo algo alucinado. Me había deendido, cosa que nadie lo había echo nunca, ahora me caía aún mejor.
- Perdona – me dijo alguien que tenia delante – tus bolsas.
La chica que me trajo las bolsas de hielo, estaba con estas en las manos. Antes de que se le pusieran rojas las manos cogí las bolsas.
- Gracias - le digo sonrojado.
- De nada.
- Por cierto - le dije con todo el valor que pude reunir - ¿como te llamas?
- Akemi Nagoya.
- Yo soy Kohji Matsuda, gracias por las bolsas.
Akemi parece simpática. Por cierto todavía no le había dirigido la palabra a Mikako. Creo que este es mi gran logro. Que una chica hable conmigo antes que con otro, porque me tiene que traer una bolsa de hielo por mi gran patosidad. Mola. Bueno, algo es algo. Ahora lo mejor que puedo hacer es sonreír a esta chica que tengo enfrente, ver la cara de mal humor de Mikako y empezar la clase, porque el profesor esta mandando que nos sentemos.

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Estoy deseando dibujar la escena en la que Kohji se estampa con la pared y luego Mikako se cae del pupitre!! xDDD Me encanta el humor negro de Kohji, aunque su pesimismo a veces cansa.

3 Comments:

  • At 5:33 p. m., Blogger Yami said…

    juas vaya par xD, haber si dibujas, no me seas tan bagonzia como Yoli xDDDDDDD

     
  • At 2:31 p. m., Anonymous Anónimo said…

    EYYYYYYY!!!Cuando lo hagas quiero verlo eh?????Y me encantaria hacer un fanart!!

     
  • At 12:52 p. m., Blogger Keta said…

    mola mucho noeeeeee!!!dibuja las escenas plis!!!!^o^

     

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